- De canija hacía deporte en el cole y nos ponían unas colchonetas en un salón cutre, al terminar las colocábamos una sobre otra en un rincón y yo estaba en lo alto del montón cuando me pasaron una de las últimas, me desequilibré y me caí de plano (golpe en cabeza y espalda) desde una altura considerable sobre el suelo de terrazo. La cara de la entrenadora no tuvo desperdicio y salió a rescatarme pensando que como mínimo estaría desmayada pero me levanté como si tal cosa. Simple chichón y a correr.
- Correteando descalza alrededor de la piscina pública me resbalé y caí más o menos igual que del montón de colchonetas, mi madre no sé dónde estaría y creo que nadie vino a rescatarme, me debí levantar tan fresca. De estas de "paberme quedado paralítica" creo que no he tenido más, mucho mejor, era super pequeña las dos veces y fui consciente del peligro.
- Tendría 10 años cuando mis abuelos compraron un pastor alemán que por aquellas pesaría más que yo, estaba por el jardín paseándolo en verano en bañador con dos vueltas de la correa sobre la muñeca para que no se me escapase. Vio un lindo gatito y salió disparado, como me había dado dos vueltas de correa en la mano no pude soltar y me arrastró por unas escaleras de piedra. Rodillas, codos y media cara deshollada, mi queridísimo abuelo se tuvo que sentar y mientras unos me curaban las heridas otros le abanicaban a él, pobrecillo...
- En una excursión por la montaña salté un pequeño riachuelo y al otro lado fui a caer en una piedra de las que resbalan, caí con el culo y me debí de fisurar algo porque estuve con dolor cada vez que me sentaba durante varias semanas. Esta no fue potencialmente mortal pero descubrí que la expresión "partirse el culo" tiene un significado muy poco divertido.
- En la facultad me abrasé el ojo en el laboratorio con algo peor que un ácido que es lo contrario al ácido: pH muy básico. Tampoco esto era mortal pero la que casi se muere del susto fue la profesora, en urgencias me dijeron que en vez de estar 5 minutos bajo el grifo debería haber aguantado mínimo media hora y que por no hacerlo podría haberme quedado sin ojo izquierdo. No lo perdí pero aquella noche fue de las peores que recuerdo: los ojos duelen muchísimo y cuando los quieres cerrar para dormirte la sensación es muy desgradable y crea muchísima ansiedad, menos mal que era viernes y ese finde me iba a casa, porque así mi madre pudo dormir conmigo agarrándome la mano hasta que me dormí.
- Otra vez se me cayó un cristal de 0´80x1´5 m y cascó en mi cabeza, esa vez sí que pude haberme cortado la yugular y morir ahí desangrada pero lo único que me hice fue un corte en la mano en el que me dieron dos puntos y pequeñísimos cortes en un pie porque iba con sandalias. La sensación de verte rodeada de cristales y que no te haya pasado casi nada tiene su punto.
- ¿Os acordais de que la bici plegable y yo tuvimos un duelo y murió ella? Pues eso: pasé sobre una acera que estaba empapada por unos aspersores mal colocados, cogí velocidad para no mojarme mucho y aquello resbaló cosa mala. Estaba en una avenida con mucho tráfico y si llego a caer en la calzada me atropellan fijo, pero por suerte quedé tirada en el charco de la acera hasta arriba de barro y con cara de imbécil, destrocé el cambio de la bici y la jubilé porque el presupuesto de reparación que me pasaron no era de recibo. Un niño y su mamá me ayudaron a levantarme y el encantador niño me dijo que si me había dado en la cabeza podía quedarme sin memoria, qué majo el niño, pues no me dí esta vez en la cabeza. Cuando me metí en la ducha para quitarme el barro pensé que aparecería algún rasguño pero no apareció ni uno.
- Por ir mirando escaparates me dí en toda la cara con un andamio de esos metálicos y me abrí un boquete en la frente y otro sobre la nariz que sangraban una exageración, estaba a cinco minutos de casa pero tuve que pedir un klinnex a medio camino porque el primero ya estaba empapado, cuando me ví el estropicio en el espejo del baño me mareé de la impresión y el dolor. En la frente me pusieron dos puntos y no me quedó marca, pero sobre la nariz no se atrevieron porque es una zona con mucho movimiento facial y podía ser incómodo tener puntos al mover la cara, así que me ha quedado una cicatriz estupenda que se ve en todas las fotos, en las que son para la posteridad he exigido photoshop.
Pero eso, que aquí estoy vivita y coleando hasta la próxima, últimamente estoy bastante hábil y ni me caigo ni nada. ¿Teneis alguna galleta divertida que contar?
6 comentarios:
Que bueno, ya quisieran los gatos tener tanta suerte como tu, me he reído un rato imaginándome cada situación. Que pases buen fin de semana, espero que no lo tengamos pasado por agua, porque ayer vaya día más asqueroso que tuvimos.
Interesante post q me ha causado impresiones muy variadas:
- Tambien me he partido el culo con la caida en el riachuelo, imaginandote escaleras abajo "atada" al perro d tus abuelos y con el comentario del niño capullo
- He sentido ansiedad con la historia del laboratorio; debio d ser tremendo y me alegra saber q todo quedo en un susuto
- Me has hecho recordar q yo d pequeña tambien tube un resbalon en el borde d la piscina q (por lo q supe despues) pudo ser grave.
Galletas q contar... alguna, pero divertidas ninguna jeje... para mi por lo menos!!
Besos desde la cesta
jajajajajjaa me partooooooooo, aunque a ti ha debido hacerte poca gracia ajajjajajajja la del laboratorio me ha dolido, esa si, brrrrrrrrrrrrrr!!!
Una mia muy graciosa fue cuando me cai de un castillo, rodando por la montaña, pero en serio, rodando...
ajajajjajajajaja
Si sólo fuera una! me pasa como a ti, no se cómo no me he roto nada todavía (toco madera). Estoy dudando entre dos para contar, no voy a discriminar ninguna.
1) Estaba en 6º de primaria y bajaba para el recreo. El último bloque de escaleras tiene más o menos 20 peldaños. Un compañero me dio un empujoncito al grito de ¡A volar! porque le pareció gracioso y caí escaleras abajo en plan superman. Tuve negrones en el pecho y piernas durante semanas (ya sabes que me magullo como un melocotón). Llegué aturdida abajo y mi única preocupación era colocarme el vestido del uniforme para que no se me vieran las bragas, ni siquiera en estas situaciones se debe perder el glamour. Una monja me dio a beber un brebaje según ella "para heridas internas" lo bebí creyendo que era agua y cuando lo tenía en la boca lo escupí en plan comedia americana y le dejé el suelo de la portería bonito.
2) Estaba en 4º de la E. S. O., también en el colegio, concretamente en clase de gimnasia. La cancha de baloncesto era en realidad de miniBasquet, por lo que las canastas estaban algo más bajas, con lo que desde los 12 años me colgaba haciendo mates sin problema ninguno (nota: con 12 años medía algo más de 1,70). Colgarse estaba terminantemente prohibido. Pasé de todo, me dirigí con el balón a machacar el aro (la profe se había metido en el gimnasio a buscar no se qué gaita) y cuando estaba colgada alguien le dio un patadón a un balón de baloncesto (cosa que también estaba prohibida porque se estropeaban y los de volleball también) y me dio en toda la mandíbula. Obviamente me "solté de la canasta" con el aturdimiento del golpe, me caí sobre un tobillo y me lo torcí un poco. No me rompí nada y a los tres días me estaba colgando otra vez de la canasta. Pero durante una semana, más o menos, llevé el balón de marras marcado en la cara y tuve que triturarme la comida porque veía las estrellas al masticar.
Caídas tengo para escribir un libro!!! un beso tita, menudo rollo te acabo de echar
Ah! que se me olvidaba, escríbeme un mail cuando vengas por mi tierra. A ver si me queda a mano donde estés, mujer. Esto no es tan grande como tu comunidad pero le llega bien. jeje
Sobrevivir: sí que tengo suerte con los golpes,sí, bastante. Parece que ya hace bueno, a ver si nos dura más de 2 o 3 días
Saritísima: cuéntanos las galletas, que seguro que sí que son divertidas, se trata sólo de darle un toque de humor
Tanais: ¿rodando de un castillo? qué bueno, yo de un castillo todavía no me he caído pero tiempo al tiempo
Sobri: mola el rollo que me has echado, muy divertido, yo nunca me he podido colgar de una canasta pero sí que he rodado escaleras abajo unas cuantas veces. No quiero ni pensar qué guarrería te daría la monja
Publicar un comentario